El de la mala excusa para volver

Todo el mundo tiene un fotolog. No es que yo sea menos o quiera serlo pero hace meses que empecé con esto y ahora no puedo o no quiero pararlo, de manera que no dejaré de escribir por aquí.
Es por eso que abro esta historia con una foto. Algunos me dais envidia.
He vuelto. La espera se ha hecho corta pero es que me vuelvo a sentir con ganas de contar historias.
Esta pasada semana he sentido cosas distintas.
La muerte de mi abuelo me ha marcado, no tengo claro si para bien o para mal pero lo ha hecho.
Egoistamente durante la celebración religiosa no pude evitar pensar que será cuando alguno de mis seres queridos esté ahí. Y lloré.
No por mi abuelo, sino por aquellas otras personas.
Fue una sensación chocante la que sentí cuando, tras mirar como la gente lloraba la futura ausencia del difunto, yo lo hacía por otros motivos.
Quizás a partir de ahora me quiera catalogar en la colección Otoño-Invierno de malas personas, pero lo cierto es que fue así.
Al margen de esto el fin de semana pude sentirme útil de nuevo.
Pasar una tarde en Madrid me vino bien para hacer cosas distintas a las que estaba acostumbrado desde hacía algunas semanas.
Dios bendiga el cierre de temporada de Warner, ya lo echaba de menos.
Claro que el precio por pasar la tarde en Madrid me salió por 180 pavos.
Y es que está claro que vuelvo a atravesar una etapa estúpida en la que, ahora, me da por comprar ropa y parezco no tener intenciones de parar.
Ayer me entró un regomello interior y me puse a sacar ropa del armario como un loco. Todo tiene un porqué, o al menos a veces, aunque aquí es porque sí, llamémoslo X o "Expediente a secas".
Más de un metro de ropa apilada que ira a parar a la Iglesia de moda, o de turno, o de lo que sea para todos aquellos que no pueden tirar el dinero comprándose ropa. Garantizo que es buena.

Así que tengo que renovar. Renueva o muere. Pero ese no es mi lema, esto es simple renovación al uso porque hay ocasiones especiales en las que uno quiere renovar, por dentro y por fuera. Nunca antes pude desprenderme de ropa, siempre he tenido la necesidad de quedarme con todo lo material y las pocas veces que me he deshecho de algo me ha costado horrores hacerlo.

Es tan extraña esta sensación de budismo barato y paz interior que me siento casi libre de hacer cualquier cosa. Es algo raro.
Se aceptan donaciones para mi nuevo vestuario. Y también sugerencias. Puedes pasar conmigo de compras cuando quieras. Eso sí, a veces me enrollo. Quedas avisado.

Y aquí acabo la ensalada de ideas.

Prometo retomar absolutamente TODO lo que tenga pendiente contigo.

También decirte que ya sabes donde estoy, para cualquier cosa.
Sea como sea, he decidido hacer este sitio público para los que estáis en mi messenger que, a fin de cuentas, es una familia reducida con poco más de 30 amigos. Siéntete especial. He vuelto.