El del doble de Harold Ramis

A pocos días de la llegada de la Navidad oficialmente, pese a que El Corte Inglés nos diga lo contrario, he tenido una pesadilla-realidad que se podría catalogar de surrealista.
Estaba esta mañana conduciendo alegremente por las calles de Madrid cuando he tenido que parar porque delante de mi furgoneta me impedía el paso un camión de la basura. Hasta aquí todo normal.
Lo extraordinario llegó cuando vi bajarse del camión a uno de los basureros. Básicamente era un tipo de lo más normal pero tan atípico como encontrarse a este hombre por la calle:


Se trata de Harold Ramis, el Dr. Egon Spengler en "Cazafantasmas", cameador frecuente, director de "Atrapado en el tiempo" y guionista de "Los albóndigas", entre otros muchísimos trabajos.
Un tío al que siempre he admirado porque me ha hecho reir con muchas de sus películas y que tiene una mirada que dice bastantes cosas sobre él.


El basurero era el doble a la española del personaje americano.
Ya, ya sé que a simple vista parece puro frikerío, pero a mi me pareció algo más que una mera y simple coincidencia y me sentí en la necesidad de ayudar al actor a deshacerse de este tipo de cosas.
De pronto me vi inmerso en las colinas californianas de "Hollywood", y comencé a moverme entre platós. Estuve charlando con Barbra Streisand que andaba visitando a antiguos colegas y me dijo en inglés que ahora no hacía películas porque no estaban a su altura.
Yo no dije nada al respecto y seguí con mi tour por la Meca del cine.
De camino a los Walt Disney Studios me encontré con Penélope Cruz que iba de diva por la calle y a su paso grité "chula!" y ni se giró.
Es tan estúpida esa sensación de saber que hay gente que se cree por encima de ti solo por haberse tirado a Tom Cruise que me dan ganas de un suicidio individual, porque en el colectivo metería a más de tres.
Lo mismo no ocurrió con Nicole Kidman, que estaba atareada hablando por su teléfono móvil con algún productor, pero que me alzó la mano en señal de saludo y me indicó que era de lo más amable, y eso que ella estuvo años con el Cruise. Es digna de admirar.
Cuando llegué a los estudios por la Gate 3 me dirigí al camerino de Johnny Depp y una vez dentro me recibió muy bien y me comentó en tono simpático que estaba harto de que en los paises de habla no inglesa pronunciasen su apellido de forma incorrecta:

- Es Depp, Mr. Zack, no Dipp..
- Lo sé, Johnny, a mi también me molesta que lo pronuncien mal.

A lo que yo le sonreí y a su vez le di un abrazo y las gracias por haberme hecho feliz con muchas de sus interpretaciones, y le pedí que propusiera promoción en España para su siguiente película.
Salí de aquel sitio con pena porque no tenía mucho tiempo y aún debía ir al lugar por el que me había desplazado rápidamente a California.
Eran los Universal Studios, necesitaba hablar con el Sr. Ramis de inmediato y hacerle saber que en mi país tenía un doble. Así que le busqué por todos los sitios que se pueden buscar, aquello era enorme.
Pregunté a Christopher Lloyd que estaba tomándose un café en una sala irónicamente parecida a una máquina del tiempo y no sabía nada.
También a Julianne Moore, a la que de paso le pedí dos besos, y a Andy García al que pedí solo un autógrafo, pero me atendió muy bien:















Pero nadie sabía donde estaba aquel hombrecillo que absorbía fantasmas con su especie de aspiradora y que con el tiempo se había convertido en un tipo regordete y seguía luciendo sus redondas gafas.
La desesperación me consumía viendo como se pasaban las horas buscando por cada rincón cuando de repente se abrió una puerta y tras Owen Wilson apareció Harold con su eterna amplia sonrisa.
Al principio me quedé sin saber bien qué decirle, a veces sucede que cuando te pones nervioso no te salen las palabras y en otro idioma eso pasa multiplicado por mil, pero tras un breve paréntesis y una mano que apareció de la nada con un vaso de agua, me repuse y finalmente le pude contar con todo lujo de detalles al mismísimo Harold Ramis lo que estaba sucediendo en aquel instante al otro lado del mundo, había un tío que le estaba copiando su todo, y yo sólo quería ayudarle.
Harold se sonrió de nuevo, con su sonrisa peculiar, característica y que yo siempre he adorado y después me dijo lo siguiente:

- Zack, que lo sepas, yo soy tu padre..

Yo en ese momento me asombré, pero luego me di cuenta de que sólo estaba bromeando. Qué susto me llevé, aunque a la vez vi solucionado mi problema de comprarme un piso, así que en el fondo me jodió que fuera broma. Seguidamente volvió a abrir la boca y me soltó:

- Yo te creo, pero el problema es que el mundo del cine está cada vez peor y aunque creas que en Hollywood solo se hace basurilla, lo cierto es que esa basurilla está vendida por gente enchufada. Que conste que tu historia para hacer una película sobre un doble mío me encanta, yo estoy encantado conmigo mismo (dijo: "by myself"), pero no sé si convencerá a los productores, ya ves como funciona esto...

Yo volví a flipar y le respondí que era verdad lo de su doble y en ese mismo instante, justo en ese, me dio una palmadita en la espalda y en perfecto inglés con una sonrisa ahora medio irónica me soltó:

- Anda, majete..

Así, a secas. Fue un momento desgraciado para mí, que vi todo lo que yo había hecho por él tan solo para recibir tal respuesta.

- Po vale...

Le dije yo. Y cuando me marché de espaldas caminando, a unos 5 metros noté una mano en mi espalda que me hizo girarme suavemente y era Harold:

- Esto significa mucho para mi, siempre te recordaré. Eres un amigo.
Y dale recuerdos al basurero de mi parte, por favor, esto no me afecta.

Yo me sentí el tío más feliz del mundo, y a la vez lo demostraba con mi cara. Mi cara afortunadamente lo dice todo. Es lo que tengo.
Agradecí tanto aquel gesto que quise abrazarle, cuando vi correr a toda caña hacia mi a Bob Goldthwait, que era el actor que interpretaba al loco de Zed en las "Loca Academia de Policía" .

Ese tío me caía bien antes, porque le veía majete y atento con la gente, aunque no le conociera.
Pero ya no me caía tan bien, pagó conmigo que ya no hace tantas películas y yo no tenía la culpa. Para colmo de tal golpe que me metió me envió directamente a mi furgoneta, a Madrid, y no pude despedirme de Mr. Ramis como hubiera querido.
Y aquello me sentó muy, muy mal.
A Bob se le fue la pinza y yo tuve que pagar las consecuencias.

Cuando pude recobrar el conocimiento y abrí los ojos volví a ver a Harold, aunque en realidad se trataba del basurero, su patético doble.
Como estaba tan cabreado por el comportamiento de Bob, lo único que pude hacer fue levantarme y calzarle un par de guantazos al tio ese basurero, por copión y por idiota. Ya me caía mal. No se puede ir por la vida siendo el doble de alguien tan importante y querido para mi como Harold Ramis. Definitivamente no. Y lo peor de todo es que yo quise ayudar a Harold, que estaba ajeno a todo este embrollo y la cosa me salió mal. A partir de ahora no voy a meterme en rollos ajenos a mi. Está más que comprobado que no sale bien.
Ahora estás leyendo todo esto y quizás flipando, pero no me gustó nada la sensación que tuve en aquellos instantes. Me sentí mal. Es mi culpa. Se acabó la ayuda. Quiero una pizza.

PliZ stay TuneD...